Compromiso con el desarrollo ambiental, económico y social
Para Mariel Bera, quien además de presidenta de ECORED es vicepresidenta de Relaciones Corporativas y Banca Responsable del Grupo Popular, promover, contribuir y/o liderar iniciativas con impacto social es una tarea que todo profesional debería contemplar como parte del ejercicio integral de su rol en cualquier organización, bien sea desde los esfuerzos internos que allí se lleven a cabo, como en su dedicación a organizaciones conexas con la naturaleza de su negocio y cuyo propósito sea crear condiciones de bienestar social, económico y/o ambiental.
“En mi caso, como vicepresidente de Relaciones Corporativas y Banca Responsable del Grupo Popular, tengo la oportunidad de involucrarme con múltiples iniciativas que han sido formuladas para contribuir de manera significativa con la sociedad, es así como desde hace 5 años formo parte del Consejo de ECORED y hoy tengo el honor de presidir a esta emblemática asociación referente de la sostenibilidad en República Dominicana”.
ECORED es una asociación empresarial cuyo objetivo es facilitar la incorporación de una cultura de responsabilidad social y desarrollo sostenible en la empresa, y a parte de ello, trabaja en la gestión de alianzas público-privadas para lograr un correcto balance en el desarrollo ambiental, social y económico de cara a la sostenibilidad del país.
“Cuando hay comunión de valores y claro sentido de propósito, es sencillo comprometerse con una causa, cuando se cree en ello y se está consciente del valor que tiene para la sociedad en términos de generar cambios que se traduzcan en beneficios tangibles, entonces es fácil motivarse y mantener esa motivación en el tiempo. Así también, cuando se hace de la mano de un equipo humano que está dispuesto y comprometido a crear esas condiciones de mejora a través de su actuación, es fácil motivarse y querer dedicarle el tiempo, esfuerzo y corazón”, comenta Mariel.
Le preguntamos cuáles cree que son las habilidades que debe tener todo líder social para hacer frente a los retos que el sector plantea y si las competencias emocionales son necesarias, nos respondió que: “los líderes conscientes, aquellos que entienden lo que supone asumir responsabilidades para con otros, bien sea en el ámbito social, ambiental o económico, deben preocuparse por desarrollar toda una serie de habilidades y competencias que contribuyan a lograr los objetivos que se proponen, por lo tanto, no solo se trata de las competencias emocionales, que sin duda son relevantes, pero tiene que ver con el adecuado equilibrio entre las competencias «duras» y «suaves», que estas sean consistentes con las exigencias de la responsabilidad que asumen”.
Sin embargo, considera que no tener todas las habilidades construidas no debe ser un impedimento para participar y asumir posiciones de liderazgo, siempre y cuando, al estar conscientes de ello, permanezcan abiertos a recibir el soporte que otros pueden ofrecer y que se preocupen por desarrollar sus propias habilidades requeridas en el tiempo.
“En tiempos de complejidad y turbulencia, en los que hay que hacer frente a múltiples retos, ciertamente hace falta mucha inteligencia emocional, lo supone poner en práctica elementos como la escucha activa, avanzar en nuestra capacidad para servir de facilitadores de procesos, desarrollar capacidades de negociación y comunicación estratégica, dominar el arte de la persuasión y ser capaces de planificar estratégicamente”, agrega.
La extraordinaria demanda que proviene de expectativas sociales insatisfechas coloca a los líderes ante un desafío gigante en estos tiempos, por lo que, probablemente, el mayor reto radica en saber leer el entorno y adelantarse a la construcción de escenarios que les permitan tener la capacidad de anticipación necesaria, a través de estrategias de atención, que prioricen aquellos puntos críticos para construir estabilidad social, ambiental y económica en los países.
Por otra parte, la tarea de unir voluntades y concentrar esfuerzos para crear soluciones de alto impacto, supone también un reto frente a la permanente atomización de esfuerzos descoordinados que generan una alta merma en capacidades y recursos. “Este es un elemento en el que debemos continuar trabajando, sector público y privado, para que a través de alianzas bien establecidas logremos que nuestros resultados sean siempre mayores, a la suma de las partes”, concluye.