Equipos Efectivos, Empresas Exitosas
Los equipos son la unidad de trabajo principal en las empresas. En su alineación y su cohesión descansa la agilidad y flexibilidad para alcanzar estrategias corporativas, característica central de estos tiempos donde existe una carrera acelerada por la adecuación a modelos de negocios rentables y sostenibles.
El cúmulo de conocimiento y la experiencia individual, paradójicamente, se han convertido en un reto para los propósitos antes mencionados. Por ejemplo, si en una reunión de staff o de equipos , preguntas ¿qué es liderazgo? o ¿qué cultura de trabajo debemos tener?, existe una alta posibilidad de encontrar tantas definiciones como personas compongan el equipo. Esto hace necesario que en conjunto diseñen el ecosistema de creencias y abordajes que primarán en las cabezas de los departamentos o las áreas”. Es ocuparse en clarificar el cómo queremos trabajar juntos, para que sirva de base al qué hacemos de manera individual.
El propósito del proceso se resume en:
- Establecer un mindset común.
- Co-diseñar estilo de trabajo.
- Provocar la apertura de sus miembros.
- Conectar contextos específicos y recursos personales.
- Dar vida propia al equipo.
¿Cómo se logra esto?
Un equipo, como todo ser vivo, posee retos ante sí mismo o eventos específicos. Para citar algunos ejemplos: podría buscar incrementar la colaboración de sus miembros o establecer su modelo aspiracional ante retos del mercado u objetivos específicos; en el segundo aspecto, requerir la alineación de sus miembros ante proyectos como transformación digital o implementación de un nuevo modelo de gestión.
Para ello, se ejecutan estos cuatro momentos:
Primero, establecer el objetivo a lograr. Identificar lo que hoy no sucede y que se requiere cambiar. Esta etapa involucra al líder del equipo. Adicional, podría considerarse la opinión de otros miembros.
Segundo, estableciendo un equipo de co-diseño del proceso donde estará involucrado un representante de Gestión del Talento, el líder del equipo y la persona que facilitará el proceso. Esto permitirá alinear constantemente las expectativas y dar un continuo testeo de los avances en la incorporación de lo aprendido.
Como tercero, diseñar las sesiones de acuerdo a los objetivos establecidos y el ADN o metabolismo del equipo. En la medida que el diseño lo considere, más efectivo será el resultado.
Cuarto, llevar a cabo las sesiones de trabajo. Este se hará en un contexto distendido sin perder la esencia de aprender desde la reflexión del hacer. Todo lo que sucede será materia prima para identificar que pudo ser distinto, para traer conciencia que provoque insights útiles. En todas participará el líder.
En resumen: un buen equipo no corresponde a la sumatoria de sus talentos individuales, sino al marco creado y asumido por sus integrantes que les facilitará pensar, decidir y actuar.