“Mi opinión es que el género no tiende a determinar el liderazgo de las personas. El liderazgo es algo que construimos en nuestras vidas a través de las acciones y apego a los valores”, afirma Elizabeth Mena. 

Sin embargo, reconoce que la mujer es generadora de cambios y que todas podemos ser líderes. “Es momento de que todas entendamos esto y asumamos la responsabilidad de que no debemos esperar que las cosas nos lleguen, que debemos ser gestoras y reconocer que puede ser retador, riesgoso y, en momentos, significar sacrificios”.

Considera que el liderazgo femenino es distinto pues es más humano, más sensible a los requerimientos personales del equipo, al buscar el balance “casa/ocupaciones de trabajo”.  En mi caso soy más inclusiva, empática, orientada al trabajo en equipo y escuchar, y dar participación al mismo, así como a liderar con el ejemplo.

Indica que: “cuando las mujeres se convierten en líderes, aportan talentos, nuevos puntos de vista, diversidad estructural y cultural, lo que da como resultado soluciones más exitosas y transformadoras. Es simplemente la naturaleza de la mujer”.

La forma de construir bases que impulsen el liderazgo femenino, no importa el sector donde se encuentre, “es educándolas, dándoles confianza en sí mismas, reconociendo que tienen la elección de sus vidas y no juzgándolas por la elección que hacen. No penalizándolas por buscar una nivelación en el balance ocupaciones familiares, de la casa y del trabajo”.