La mujer líder
En las empresas actuales se necesita mucho más que un líder que reacciona ante los problemas y cumple estrictamente con las metas establecidas. En los entornos BANI (brittle, anxious, non-linear, incomprehensible, del inglés: frágil, ansioso, no lineal e incomprensible) se busca un liderazgo que sea concebido como un proceso transformador capaz de generar impacto, que atiende los deseos y aspiraciones de todas las personas para que se produzca un cambio organizacional positivo y se lleguen a logros superlativos sustentables para la organización y la sociedad.
El papel de la mujer es esencial en el ejercicio del liderazgo por tener la ventaja de reconocer y no dejar de lado las emociones, tanto propias como ajenas. A esta cualidad se suma otra característica que es la intuición. Esta cualidad ha sido infravalorada en el mundo empresarial y, especialmente, en los niveles directivos donde se privilegian solamente herramientas racionales.
Se evidencia un incremento de la presencia femenina en las estructuras empresariales en general. Datos públicos revelan que un porcentaje importante del PBI en los países desarrollados proviene del trabajo de la mujer y concretamente en Latinoamérica ellas aportan en la disminución de la pobreza. Pero el porcentaje de mujeres que ocupan posiciones de Liderazgo en la alta dirección llega al escaso 8,2 %. Solamente 41 mujeres tienen posiciones de CEO dentro de los 500 directivos que señala el estudio de Fortune en 2021.
Estas cifras demuestran que todavía hay un camino por recorrer para llegar a un escenario más equilibrado. Hombres y mujeres somos distintos, por lo tanto, todos los cambios necesarios deben hacerse desde la diversidad y no desde la igualdad, respetando profundamente la esencia de cada persona sea mujer o varón. Joaquina Fernandez dice: “Los líderes son personas. Solo existen seres con inteligencia. La inteligencia no tiene un cuerpo definido (mujer o varón). Debemos buscar la igual de posibilidades en todos los sentidos partiendo de esta realidad diferente y diversa.
Las características femeninas atribuidas al Liderazgo son: capacidad de negociación, de escucha, de comunicación acompañadas por una gran sensibilidad. La mujer centra su Liderazgo en el desarrollo de las personas, se preocupa por el bienestar físico y psicológico, fomenta decisiones participativas. En síntesis, un liderazgo caracterizado por el compromiso, la colaboración, las relaciones y la inclusión a partir de compartir la visión de la compañía y su propia visión generando “espacios de bienestar” donde los equipos puedan florecer.
Interpretando ideas de Mark Sanborn, Jesse Stoner y Skip Prichard, el líder deberá ajustar su acción pasando de la certeza a la confianza; de la planificación a la agilidad y experimentación; de la motivación a la inspiración; de la experiencia a la emoción. Un estilo de liderazgo que transite de la exigencia a la excelencia.
No se puede generalizar, pero me permito decir desde mi experiencia que la mujer es más democrática y utiliza la empatía y el diálogo para inspirar; utiliza lo emocional en la gestión buscando el bienestar de todas las personas que se encuentran en su área de impacto. Inclusión y equidad son su norte.
La competencia en cualquier mercado es tan dura que la única manera de afrontarla es con equipos altamente productivos y consolidados dentro de las compañías donde se sumen talentos, experiencias y visiones diferentes que son más ricas al integrar las dos perspectivas, la del varón y la mujer.
Hoy la consigna es “liderar y colaborar” y también “disfrutar”, no se trata sólo de producir. En el conocimiento y su aplicación al trabajo no sólo hay esfuerzo sino también placer. Por ello el líder busca establecer lazos, desarrollar vínculos, fomentar que las personas se relacionen de manera colaborativa y no solo competitiva para que el logro y el éxito compartido sea puro disfrute. La presencia de la mujer en cargos de dirección puede darles a las empresas una ventaja competitiva incorporando ese estilo de Liderazgo integrativo con niveles extraordinarios de motivación y energía emocional.
Desde mi perspectiva las mujeres que desean ocupar posiciones de liderazgo en la alta dirección enfrentamos retos en tres dimensiones:
-En el ser. Sin negociar su libertad y felicidad sentirse orgullosa de su género y construir su feminidad.
-En el saber. Mantener el deseo constante por el conocimiento que le permitirá crecer personal, profesional y espiritualmente para poder liderar a otros.
-En el hacer. Debe comprometerse con su desarrollo profesional planificando su carrera y el aporte que hará a la sociedad con los talentos que cada una posea.
La evolución de la sociedad con valores democráticos, inclusivos y no discriminatorios es fundamental para que en un mundo pluralista se llegue a una situación de paz fundada en el respeto por el otro. Sin duda alguna esto es algo que la mujer aporta al mundo.