Liderazgo que trasciende a nuevas generaciones

En un mundo donde la decencia y las buenas constumbres son vistas como ridiculez, donde la vulgaridad es celebrada y hasta divertida, donde los valores son cosas de viejos, donde el amor se percibe como cosa de débiles, donde la traición es vista como astucia y donde todo lo que un día conocimos como moral, ético y correcto cada vez más está siendo tergiversado por  depredadores sociales, es difícil criar, ser mujer y mantener relaciones interpersonales sanas y afectivas con parejas, familiares, colegas y amigos.
 
Saber llevar situaciones contrarias a lo que somos y creemos, no dejarnos manipular ni presionar; por el contrario, hacer nosotros la diferencia e incentivar a otros a hacerlo, a eso llamo ejercer un liderazgo positivo. En la actualidad todos enfrentamos retos, tanto en lo personal como en lo profesional, de ideas impuestas contrarias a cómo nuestra generación fue formada, de comportamientos desleales o incorrectos que muchos normalizan, pero aun así decidimos liderar positivamente y no convertirnos en eso, mantener nuestra esencia y tomar decisiones sin tomar en cuenta las actitudes o comportamientos errados de otros, y con nuestros actos, transformar, una sociedad que si no fuera por lideres que se mantienen firmes, estuviera en decadencia.
 
Aún podemos salvar y hacer valer esos valores y principios que nos fueron inculcados y hacer que nuestro liderazgo trascienda a generaciones siguientes. El éxito sin legado no puede ser considerado éxito, todo profesional enfrenta situaciones adversas de las cuales aprende, por lo tanto considero que los problemas no existen, son lecciones de vida que nos transforman y nos convierten en lo que somos.
 
Como mujer es importante resaltar que podemos lograr lo que nos propongamos, que no existen profesiones para hombres o mujeres,  las profesiones son para quienes deseen ejercerla con excelencia.
 
La valoración femenina está cada vez más empleada en República Dominicana, pues líderes femeninas han sido destacadas tanto en el sector público como en el privado, abriendo puertas a otras mujeres e incentivando a aquellas que en algún momento dudaron de su capacidad.
 
No creo en el termino “empoderar” a las mujeres, “suena a guerra“. Creo en valorar a las mujeres, valorarnos a nosotras mismas y a las demás, permitiéndoles destacarse y aplaudirles, pues el brillo de una no apaga a la otra, reconociendo que no somos ni más ni menos que los hombres y que lo ideal es que tanto en el mundo laboral como en las familias, hagamos equipo y compensemos las debilidades de uno con las fortalezas del otro.
 
El secreto del éxito es enfocarnos en nosotros mismos y en el aporte que hagamos en el ejercicio de nuestra profesión y a la sociedad, competir con nosotros mismos, no con los demás porque eso nos aleja de nuestro propósito y de quienes queremos llegar a ser. El reto es superarnos a nosotros mismos y reconocer que nunca se llega solo, pues hay personas valiosas que se esfuerzan en lograr sus propósitos y reconocerlos, admirarlos no nos hace menos, resalta nuestra mejor versión.
 
Liderar positivamente y transformar es imposible si no se hace genuinamente, desde el amor y con amor; lograr que nuestro liderazgo impacte y trascienda a generaciones siguientes, es lo que realmente podemos considerar como éxito.