Prepárate para salir a flote: ¡Suelta!
Soltar y dejar ir. ¡Qué difícil puede llegar a ser esto! Desde pequeños nos han acostumbrado a la pertenencia de espacios, personas, cosas; en fin a todo le antecede la palabra MI, esto nos hace creer que todo es para siempre, pero este concepto es errado. Las situaciones, personas y cosas se transforman, varían nuestros escenarios de una manera a la cual no nos preparan.
Soltar es dejar ir para poder continuar, la vida nos va preparando a medida que vamos creciendo, pero nos resistimos a verlo, los cambios nos cuestan de maneras insospechadas, debemos soltar para salir a flote y prepararnos para una nueva bocanada de aire que nos permitirá nadar hasta otras orillas en las que un sinfín de situaciones nos esperan para seguir creciendo y sorprendernos de lo maravillosa que es la vida.
Los espacios
La primera lección la vamos experimentando desde el primer día de escuela, cuando nos dejan en un lugar totalmente extraño y ajeno para nosotros; lloramos, pero poco a poco nos vamos adaptando descubriendo maravillas simples pero mágicas que atesoran los espacios de preescolar, así vamos evolucionando y cada año nos cambian el escenario, al punto que ansiamos ese próximo año para descubrir nuevas aventuras. Pues bien, si eso te pasó ¿Por qué te cuesta tanto el modificar los escenarios en tu vida personal? ¿Por qué te resistes tanto a la aventura que te ofrece conquistar nuevos espacios? Sencillo, nos cuesta soltar, es ese miedo de dejar nuestra zona de confort que muchas veces, lo que hace en nuestras vidas en sabotear nuevas y mejores oportunidades que esperan por nosotros, y por no soltar nos quedamos sin el oxígeno que tan bien nos caería.
Las personas
Ahora bien, las personas son parte de lo que más nos cuesta separarnos, sin embargo, durante la vida muchas veces desde muy pequeños tenemos que liberar esos afectos que, aunque insustituibles son pasajeros. La mayor muestra de soltar es cuando la madre da a luz, pasa nueve meses alimentándonos dentro de ella, sintiendo cada movimiento, el latir de nuestro corazón, y pasado el tiempo ella debe desprenderse de su hijo a través del nacimiento, la evolución del ser humano es así un constante dejar ir de las personas que pasan dando amor, lecciones y cobijo. Por allí leí en una ocasión “El tren de la vida”, señala que en cada estación, personas suben y bajan, unas están una sola estación y otras se quedan con nosotros varias estaciones, pero al final del tren partimos solos, eso sí, con un cúmulo de vivencias, recuerdos anécdotas y afectos insospechados; demos gracias por cada una de ellas y aprendamos que cada persona tiene su tiempo.
Las cosas
Si podemos separarnos de personas y afectos, cómo no soltar los bienes materiales, es tan importante deslastrarnos de esas cosas que ya no son útiles para nosotros, esos jeans que tienes en el closet y que desde hace años dijiste que te lo volverías a poner, y además de pasado de moda ocupa un espacio para unos nuevos jeans que de seguro te quedaran aún más espectaculares, o por qué guardar ese dibujo que tu hijo te regalo hace 20 años, es que acaso se te olvidó el día, el momento y la hora, estoy segura que no, esos recuerdos son los que debes atesorar, no cosas materiales, créanme se puede vivir sin ellos. Fíjense que guardamos esa vajilla carísima para ese momento especial y no la usamos ¿No es especial cada momento que te sientas a la mesa a degustar un platillo que has cocinado con amor? Piensa, las cosas son para usarlas, disfrutarlas y desecharlas llegado el momento, no para atesorarlas como el anillo del Señor aquel de la saga muy conocida.
Suelta esa ancla que te impide salir a flote, no te aferres a espacios, personas, cosas y mucho menos aquellos afectos que te puedan hacer daño, suelta todo eso, verás cómo sales a flote, podrás nadar ligero y seguro a orillas que te brindarán nuevas experiencias que harán de ti un mejor ser humano. SOLTAR TE PERMITE SALIR A FLOTE Y OBTENER ESA BOCANADA DE OXIGENO QUE TANTO BUSCAS.